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Dioniso-Baco y su séquito

Dioniso, Ménades y Sátiros. Ánfora griega de figuras negras
Dioniso, Ménades y Sátiros. Ánfora griega de figuras negras

“Las mujeres de la familia real y otras tebanas,  jóvenes, viejas y doncellas, desertan de todos sus deberes sociales y se lanzan a los bosques. Allí prescinden de sus vestidos, como trogloditas, para cubrirse con pieles de corzo y celebrar bacanales entusiastas, cantando y danzando a todas horas el retorno de la animalidad. Llevan enroscadas serpientes que lamen sus mejillas; en sus brazos portan cabras monteses o lobeznos salvajes, y les daban blanca leche cuantas tenían aún el pecho rebosante por haber abandonado a sus hijos”.

Dionisos era como el Soma  védico un dios-planta, culto transicional entre lo arcaico y lo civilizado que se hizo oficial en el siglo V a. C. Eurípides nos describe el vino como “ese phármakon único para inducir el sueño y el olvido de las penas cotidianas, que se vierte en libación para los dioses y es en sí un dios”, dado que el dios-planta es Dionisos-vid (vino). Pero además de la embriaguez que conlleva el vino, dicho dios tiene otros atributos y se le rinde culto también por otras causas.

Si bien Apolo es el dios profético por excelencia, en Delfos podía verse también la tumba de Dionisos en el templo del hermano de Artemis. El sacerdocio apolíneo alentaba el culto de Dionisos considerado como médico o agenciador de salud. Dionisos era realmente un médico, no a causa del valor higiénico del vino, sino porque era el símbolo de las fuerzas telúricas, porque a título de hijo, de asociado, de heredero de la Tierra, conocía las fuentes ocultas de la vida y de la muerte. Como tal  disponía también de modos revelatorios propios de la mántica, la inspiración y los sueños.

El único oráculo griego de Dioniso de que se ha conservado mención es el de Anficlea en Fócida, en la falda de la vertiente septentrional del Parnaso. Herodoto menciona la existencia de un oráculo de Dioniso entre los Satras, población que habitaba la Tracia, país que para muchos autores era la patria primera del dios del vino. ”Los Satras tienen un oráculo de Dioniso situado en el mas alto de sus montes. Los Besos son los servidores del templo: una profetisa da los oráculos como en Delfos, y no es menos ambigua”. Aristóteles también menciona un templo consagrado a Dioniso entre los Ligirios de Tracia, santuario del cual se daban oráculos.

Las únicas noticias que tenemos de una sacerdotisa de Dionisos es una ciudadana romana llamada Pácula Annia pero que representa un culto del dios ya civilizado en su forma tardía de Baco. Esta “sacerdotisa-vidente” del siglo II a. C. introdujo un cambio radical  iniciando a los hombres en los ritos báquicos, hasta entonces únicamente celebrados por mujeres. En estas Bacanales se daba el éxtasis profético entre danzas con bruscos ritmos corporales, música y vestidos de pieles, y los hombres poseídos por dicho éxtasis hacían vaticinios. “Ésta fue una de las razones de que, siguiendo instrucciones del Senado romano, el cónsul Postumio llevara a cabo el 186 a. C. la célebre represión de las Bacanales, que en adelante fueron prohibidas en Roma”.