«Epifanía» es una palabra que deriva del griego (ἐπιφάνεια) y que significa manifestación. El cristianismo reconoce tres epifanías, siendo la más famosa la epifanía de los Reyes Magos celebrada el 6 de enero.

Sin embargo, la epifanía de los magos no es original del cristianimo, sino que la podemos encontrar en otros cultos de Oriente Medio varios siglos antes del nacimiento de Jesús. Sobre la epifanía de los Reyes Magos, las fuentes cristianas son tan pobres que únicamente en el evangelio atribuído a Mateo podemos leer algo al respecto: ‘que unos magos de Oriente siguieron una estrella hasta Jerusalén y adoraron al Niño Jesús’. En realidad, la Biblia no habla de su número ni tampoco de sus nombres, y lo que ha llegado a nuestros días ha sido fruto de la tradición posterior.

Las menciones más antiguas de esta festividad que se asemejan de alguna manera a la Epifanía celebrada en la actualidad, aparecen después de las reformas de Constantino el Grande, considerado el treceavo apóstol del cristianismo. Para hacer más fácil que los romanos se convertiesen al cristianismo sin abandonar sus festividades, en el año 350 el obispo de Roma Julio I (quien todavía no detentaba el título de Papa, pues no se había inventado) pidió que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre, haciéndolo coincidir con el festival del Dies Natalis Solis Invicti que se celebraba entre el 22 y el 25 de diciembre.

Sol Invictus («sol invicto») o en forma completa, ‘Deus Sol Invictus’, era el título religioso aplicado al dios Mitra, cuyo nacimiento se celebraba desde hacía siglos en esa misma fecha. Son muchas las similitudes entre en nacimiento de Jesús y el de Mitra, ya que ambos estaban destinados a fundar relegiones, ambos nacieron en una cueva durante el solsticio de invierno,  y fueron adorados por los mismos individuos, pastores y magos. En el caso del nacimiento del dios Mitra la adoración de los magos tiene sentido en tanto que los sacerdotes del zoroastrismo eran los magi (nombre del que derivan nuestros términos ‘mago’ y ‘mágico’), sacerdotes persas altamente instruidos en astronomía y astrología, que además de cumplir con sus funciones religiosas interpretaban sueños y estudiaban los enigmas cósmicos, y a quienes se atribuían poderes ocultos y la capacidad de efectuar hechizos.

Volviendo el tema que nos atañe, y como se ha mencionado más arriba, durante esta etapa de afianzamiento de la reforma constantiniana del cristianismo, además de suplantar fechas religiosas de otros cultos,  se reemplazó la simbología pagana, pero usando los mismos protagonistas, como podemos observar en el obelisco de Teodosio del hipódromo de la actual Istanbul.

En el pedestal, esculpido en el año 390, vemos al emperador Teodosio con sus dos hijos, Arcadio y Honorio, que recibe los tributos que le ofrecen los bárbaros (con pieles ) y los persas (con sus mitras y sus trajes típicos). Esta epifanía, una de las representaciones más antiguas de los Reyes Magos, tiene como protagonistas a los visigodos, y más concretamente a su casta de sacerdotes-reyes, los tarabostesei.

El obelisco egipcio de Tutmosis III, reutilizado por Teodosio en su hipódromo, fue en su origen un elemento mágico utilizado por los egipcios para proteger a el templo de Karnak. No casualmente, el obelisco fue levantado sobre la espina del hipódromo, ya que originalmente ésta estaba cargada de simbología solar (las cuadrigas de las carreras representaban el eterno danzar de los astros alrededor del Sol), y el en pedestal que lo sustenta vemos como se repite la acción de la epifanía de adoración, en este caso al emperador Teodosio.

En el pedestal, Teodosio y sus hijos suplantan la figura del dios adorado repitiendo la representación de la epifanía mitraica, una escena inspirada, en parte, en una  visita diplomática del séquito del rey visigodo Atanarico, quien se encontró con el emperador Teodosio en la capital del Imperio para pactar una paz tras la batalla de Adrianópolis (378).

Se trata de un pedestal propagandístico en el que aparece el estereotipo de los bárbaros incivilizados vestidos con pieles. Sin embargo, se trata de un error intencionado al servicio de la propaganda imperial, ya que dicha escena nunca sucedió de esa manera. Más bien al contrario, la embajada goda entró en Constantinopla después de haber aniquilado el ejército romano del emperador Valente, y su sucesor Teodosio, en lugar de recibir regalos o ser adorado como un dios, se esmeró en agasajar a los príncipes godos que pronto engrosarían las filas de sus ejércitos como mercenarios.

De igual forma los príncipes y sacerdotes de los godos no vestían con pieles como fueron representados en el pedestal del obelisco, sino  más bien vestían como sus homónimos persas. Doscientos años más más tarde, ya en el siglo VI, en uno de los frisos de la Basílica de San Apolinar Nuovo en Rávena (Italia), podemos ver una de las más antiguas representaciones de los Reyes Magos que se conservan, datadas en el siglo VI.

El historiador de los godos Herwig Wolfram, explica que al final del tercer siglo empezó la monarquía Ostrogoda de los Amalos. Los rasgos de esta monarquía militar, además de los lanceros acorazados que luchaban a lomo de caballo, la práctica de la caza con halcones y el chamanismo, fue la adopción por parte del clan real de las vestiduras reales Sasánidas.

Los tres reyes magos godos de de la Basílica de San Apolinar Nuovo, visten a la manera de los tarabostesei mencionados por Jordanes, llevando la gorra ceremonial de fieltro de influencia persa y adoptada por las clases diregentes godas en las estepas de Escitia antes de entrar en los libros de historia romanos.

Fuentes:

Una Iconografía polémica: los Magos de Oriente 

Jordanes. Origen y gesta de los godos

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 “Las faltas graves de impiedad eran castigadas por los dioses con el envío de prodigios que
advertían a los hombres la ruptura de la paz entre los dioses y los hombres”

J.M. Blázquez, Historia de las Religiones Antiguas


La influencia del Tetrabiblos de Ptolomeo se hizo oír en toda la tradición antigua, en especial su interpretación de los eclipses y de las posiciones planetarias, lo primero y más importante del modo en que podían preverse los acontecimientos universales antes de que tengan lugar.

Pero no sólo los acontecimientos astrológicos sirvieron de presagio en el mundo antiguo, sino que incluso antes de la aparición de la obra de Ptolomeo, las mirabilia destacaron por su papel de transmisores de los designios divinos. Ya en la religión romana de la República, se mencionan las causas de la aparición de estas mirabilia.  Tito Livio, quien consultó la Tabula Pontificis y los Anales Maximi, nos informa que los prodigios podían adquirir diferente forma.

 

  • Ámbito celeste:  eclipses de sol o de luna, cometas, rayos que alcanzaban lugares públicos, lluvias de materias insólitas
  • La tierra: terremotos, agua teñida de sangre
  • El mundo animal y vegetal: nacimientos con malformaciones físicas, aparición de animales y plantas en lugares insólitos, animales que hablan, epidemias y pestes

 

En los últimos siglos de la República y bajo la influencia de la adivinación etrusca, el prodigio se transformó en un signo capaz de prefigurar el porvenir para la comunidad. El interés se fue centrando, en adelante, no tanto en la expiación del prodigio cuanto en su significado: quid portendat prodigium?

Pero entre estos prodigios destacó el de la aparición de cometas, que en el mundo romano fueron llamados «estrellas melenudas», dado que el nombre de cometa procede del griego kome que significa cabellera. Para los caldeos, padres de la astronomía antigua, los cometas eran otros planetas que permanecían escondidos durante un tiempo porque estaban muy alejados y solo aparecían al descender hacia nosotros.

Mientras que en Roma la aparición de cometas estuvo asociada a grandes cataclismos y desgracias, en la antigua Babilonia, los cometas eran considerados signos de buen o de mal agüero, en función de su dirección, forma o color, unos señalaban buenas cosechas y otros mermas en el crecimiento del trigo.
Los astrólogos árabes y judíos también realizaron interpretaciones sobre los cometas, como se recoge en los escritos de Albumasar (787-886) y Al-Kindi (c. 801-873). A diferencia de sus predecesores, estos autores utilizaron en su interpretación de los cometas las conjunciones de los signos del zodiaco dadas en el momento de su aparición. Si para los caldeos la aparición de un cometa en los cielos significaba la aparición de un nuevo emperador, o lo que es lo mismo, el fin del jefe supremo, para los autores árabes la disposición de los astros en los cielos también marcaba en nacimiento de grandes figuras históricas.

El cometa Pan-STARRS C/2011 L4, descubierto en junio de 2011, empezó a verse el día 12 de mayo en la constelación de Piscis, el 13 de mayo en la  constelación de Andrómeda, y el 14 de mayo en la  constelación de Pegaso, como si Pan, el semidiós de los pastores y rebaños en la mitología griega, atravesase el cielo para animar el ministerio petrino de Francisco I, pastor de los católicos elegido el día 13 de mayo bajo el augurio de un cometa.

 

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25
Dic

Los secretos psicodélicos de Santa Claus

   Posted by: Gundulf   in Chamán, Chamanismo

Las modernas tradiciones navideñas se basan en antiguos rituales chamánicos de ingesta de hongos.

Por Dana Larsen (artículo original en inglés)

Aunque la mayoría de la gente ve la Navidad como una fiesta cristiana, muchos de los símbolos e iconos que asociamos con las celebraciones de Navidad, en realidad derivan de las tradiciones chamánicas de los pueblos pre-cristianos del norte de Europa.

El hongo sagrado de estos pueblos era la seta amanita muscaria roja y blanca, también conocida como matamoscas o falsa oronja. Estos hongos son ahora comúnmente representados en los libros de cuentos de hadas, y se asocian generalmente con la magia y las hadas. Esto es debido a que contienen potentes compuestos alucinógenos, y fueron utilizados por los pueblos antiguos para alcanzar experiencias introspectivas y trascendentales.

La mayoría de los principales elementos de la moderna celebración de la Navidad, como Santa Claus, los árboles de Navidad, los renos mágicos y la entrega de regalos, originalmente se basan en las tradiciones en torno a la cosecha y el consumo de estos hongos sagrados.

 

El árbol del mundo

Estos pueblos antiguos, incluyendo los lapones de Finlandia de hoy en día, y las tribus Koyak de las estepas rusas centrales, creyeron en la idea de un árbol del mundo. El Árbol del Mundo fue visto como una especie de eje cósmico, en el que los planos del universo son fijos. Las raíces del árbol del mundo se extienden hacia abajo en el inframundo, el tronco es la «Tierra Media» de la existencia cotidiana, y sus ramas se extienden hacia arriba en el reino celestial.

La Estrella Polar también fue considerada sagrada, ya que todas las otras estrellas del cielo giraban en torno a su punto fijo. Se asocia esta «Estrella Polar» con el Árbol del Mundo y el eje central del universo. La parte superior del Árbol del Mundo toca la Estrella del Norte, siendo el espíritu del chamán capaz de llegar al reino de los dioses subiendo por este árbol metafórico. Este es el verdadero significado de la estrella en la parte superior del moderno árbol de Navidad, y también la razón por la que el super chamán Santa tiene su casa en el Polo Norte.

La Amanita muscaria crece sólo bajo ciertos tipos de árboles, en su mayoría abetos y árboles de hoja perenne. Los capuchones de las setas son el fruto del largo micelio que se extiende debajo de la tierra y que existe en una relación simbiótica con las raíces del árbol. Para los antiguos, estos hongos eran literalmente «el fruto del árbol».

Los pueblos antiguos se admiraban de cómo estos hongos mágicos surgían de la tierra sin semilla visible. A su juicio, este «nacimiento virginal» era el resultado del rocío de la mañana, lo que fue visto como el semen de la deidad. El oropel plata que cuelga en nuestro moderno árbol de Navidad representa este líquido divino.

 

El verdadero papel de los renos

El componente activo de los hongos amanita no es metabolizado por el cuerpo, por lo que permanecen activos en la orina. De hecho, es más seguro beber la orina de una persona que ha consumido los hongos que comer los hongos directamente, ya que muchos de los compuestos tóxicos son procesadas y eliminadas en el primer paso a través del cuerpo.

Era una práctica común entre los pueblos antiguos de reciclar los potentes efectos de la seta a través del consumo de la propia de orina. Los ingredientes de la Amanita pueden permanecer activos incluso después de seis pasadas a través del cuerpo humano. Algunos estudiosos sostienen que este es el origen de la frase «to get pissed», ya que esta actividad, la de beber la orina, precedió a la de beber alcohol por miles de años.

Los renos eran los animales sagrados de estos pueblos semi-nómadas, ya que los renos proporcionaban alimentos, vivienda, ropa y otras necesidades. Los renos son también aficionados a comer los hongos amanita, que tras buscarlos e ingerirlos, hacen cabriolas bajo sus influjos. A menudo, la orina de los renos sería consumida por sus efectos psicodélicos.

Este efecto va en el otro sentido, como los renos también disfrutar de la orina de un ser humano, especialmente uno que ha consumido las setas. De hecho, el reno buscará la orina humana para beber, y algunos miembros de la tribu transportan en contenedores de piel de foca de su propia orina recogida, que utilizan para atraer a los renos perdidos de vuelta al rebaño.

Los efectos de la seta amanita por lo general incluyen sensaciones de distorsión tamaño y la habilidad de volar. La sensación de volar podría ser responsable de las leyendas de renos voladores, y las leyendas de los viajes chamánicos incluyen historias de renos con alas, transportando a sus jinetes hasta las ramas más altas del árbol del mundo.

 

Santa Claus, el súper chamán

Aunque la imagen moderna de Santa Claus fue creado por lo menos en parte por el departamento de publicidad de Coca-Cola, en verdad su aspecto, vestimenta, gestos y compañeros lo señalan como la reencarnación de los antiguos chamanes recolectores de setas.

Uno de los efectos secundarios de comer hongos amanita es que las características de la piel facial y adquieren un resplandor enrojecido, rojizo. Esto es por qué Santa siempre se muestra con las mejillas rojas y la nariz brillantes. Incluso el alegre «Ho, ho, ho!» de Papá Noel es la risa eufórica de quien ha consumido el hongo mágico.

Santa también se viste como un recolector de setas. Cuando llegó el momento de salir a cosechar los hongos mágicos, los antiguos chamanes se vestían igual que Santa, con abrigos adornados de pieles rojas y blancas y largas botas negras.

Estos pueblos vivían en casas hechas de piel de reno y abedules, llamadas «yurts». De forma similar a un tipi, el orificio central para la salida del humo de los yurts, a menudo también se utiliza como una entrada. Después de recoger las setas de debajo de los árboles sagrados en los que aparecieron, los chamanes llenaban sus sacos y regresaban a casa. Bajando por las entradas de chimenea, compartían los regalos de los hongos con los que están dentro.

El hongo Amanita necesita ser secado antes de ser consumido, el proceso de secado reduce la toxicidad del hongo mientras que aumenta su potencia. El chamán podría guiar al grupo en ensartar los hongos y colgarlos en torno a la chimenea del fuego para secar. Esta tradición se repite en los elementos modernos de encadenar las palomitas de maíz u otros elementos.

Los viajes psicodélicos bajo la influencia de la amanita fueron también simbolizados por un palo que alcanzaba el agujero de la chimenea en la parte superior del yurt. El agujero de la chimenea simboliza el portal por donde el espíritu del chamán sale del plano físico.

El famoso viaje mágico de Santa Claus, en el que su trineo le lleva alrededor de todo el planeta en una sola noche, se desarrolló a partir del «carro celestial» usado por los dioses, del que Santa y otras figuras chamánicas son descendientes. El carro de Odín, Thor y hasta del dios egipcio Osiris, es ahora conocido como la Osa Mayor, que circula alrededor de la Estrella Polar en un período de 24 horas.

En las diferentes versiones de la historia antigua, el carro era tirado por renos o caballos. A medida que los animales se agotan, su saliva mezclada con sangre cae al suelo, formando los hongos amanita.

 

San Nicolás y el viejo Nick

San Nicolás es una figura legendaria que supuestamente vivió en el siglo cuarto. Su culto se extendió rápidamente y Nicolás se convirtió en el santo patrón de muchos grupos diversos, incluidos los jueces, casas de empeño, criminales, comerciantes, marineros, panaderos, los viajeros, los pobres y los niños.

La mayoría de historiadores de la religión coinciden en que San Nicolás en realidad no existió como una persona real, y en cambio era una versión cristianizada de los primeros dioses paganos. Las leyendas de San Nicolás se crearon principalmente versionando historias del dios teutónico Hold Nickar, asimilado como Poseidón por los griegos. Este poderoso dios del mar era conocido por galopar por el cielo durante el solsticio de invierno, granjeando favores a sus adoradores.

Cuando la Iglesia Católica creó el personaje de San Nicolás, que tomó su nombre de «Nickar» y le dio título que poseía Poseidón de «el Marino». Hay miles de iglesias que llevan el nombre de San Nicolás, la mayoría de las cuales habían sido previamente templos de Poseidón y Hold Nickar. (Como las deidades paganas antiguas fueron demonizados por la iglesia cristiana, el nombre Hold Nickar fue asociado con Satanás, conocido como «el viejo Nick»)

Las tradiciones locales fueron incorporadas a las nuevas fiestas cristianas para hacerlas más fácilmente aceptables por los nuevos conversos. Para estos primeros cristianos, San Nicolás se convirtió en una especie de «super-chamán» que se sobrepuso a sus propias prácticas culturales chamánicas. Muchas imágenes de San Nicolás de estos primeros tiempos lo muestran vestido de rojo y blanco, o de pie delante de un fondo rojo con puntos blancos, el diseño de la seta amanita.

San Nicolás también adoptó algunas de las cualidades de la legendaria «Abuela Befana» de Italia, que llenó las medias de los niños con los regalos. Su santuario en Bari, Italia, se convirtió en un santuario dedicado a San Nicolás.

 

El mundo moderno, las tradiciones antiguas

Algunos psicólogos han discutido la «disonancia cognitiva», que ocurre cuando los niños se les anima a creer en la existencia literal de Santa Claus, mentira que es descubierta por sus padres cuando ya son mayores. De este modo engañamos a nuestros niños robándoles un patrimonio rico, el origen real de esos antiguos rituales que tienen las raíces profundas de nuestra historia y nuestro inconsciente colectivo. Gracias a una mejor comprensión de las verdades dentro de estas fiestas populares, podemos entender mejor el mundo moderno, y nuestro lugar en él.

Muchas personas en el mundo moderno han rechazado la Navidad por ser demasiado comercial, alegando que este ritual de dar es en realidad una celebración del materialismo y la codicia. Sin embargo, el verdadero espíritu de este festival de invierno no reside en el intercambio de juguetes de plástico, sino en la celebración de un regalo de la tierra: la fructificación de la parte superior de un hongo mágico, y las experiencias reveladoras que pueden proporcionar.

En lugar de perpetuar los mitos obsoletos y fuera de lugar de una festividad, puede ser más satisfactorio volver a la fuente original de estas celebraciones estacionales. ¿Qué hay de volver a lo básico y disfrutar de algunas setas mágicas con sus seres queridos este solsticio? ¿Qué mejor regalo puede compartir una familia que un pequeño pedazo de amor y de iluminación?

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15
Sep

Dioniso-Baco y su séquito

   Posted by: Gundulf   in Apolo, Baco, Delfos, Dioniso, pitia

Dioniso, Ménades y Sátiros. Ánfora griega de figuras negras

Dioniso, Ménades y Sátiros. Ánfora griega de figuras negras

“Las mujeres de la familia real y otras tebanas,  jóvenes, viejas y doncellas, desertan de todos sus deberes sociales y se lanzan a los bosques. Allí prescinden de sus vestidos, como trogloditas, para cubrirse con pieles de corzo y celebrar bacanales entusiastas, cantando y danzando a todas horas el retorno de la animalidad. Llevan enroscadas serpientes que lamen sus mejillas; en sus brazos portan cabras monteses o lobeznos salvajes, y les daban blanca leche cuantas tenían aún el pecho rebosante por haber abandonado a sus hijos”.

Dionisos era como el Soma  védico un dios-planta, culto transicional entre lo arcaico y lo civilizado que se hizo oficial en el siglo V a. C. Eurípides nos describe el vino como “ese phármakon único para inducir el sueño y el olvido de las penas cotidianas, que se vierte en libación para los dioses y es en sí un dios”, dado que el dios-planta es Dionisos-vid(vino). Pero además de la embriaguez que conlleva el vino, dicho dios tiene otros atributos y se le rinde culto también por otras causas.

Si bien Apolo es el dios profético por excelencia, en Delfos podía verse también la tumba de Dionisos en el templo del hermano de Artemis. El sacerdocio apolíneo alentaba el culto de Dionisos considerado como médico o agenciador de salud. Dionisos era realmente un médico, no a causa del valor higiénico del vino, sino porque era el símbolo de las fuerzas telúricas, porque a título de hijo, de asociado, de heredero de la Tierra, conocía las fuentes ocultas de la vida y de la muerte. Como tal  disponía también de modos revelatorios propios de la mántica, la inspiración y los sueños.

El único oráculo griego de Dioniso de que se ha conservado mención es el de Anficlea en Fócida, en la falda de la vertiente septentrional del Parnaso. Herodoto menciona la existencia de un oráculo de Dioniso entre los Satras, población que habitaba la Tracia, país que para muchos autores era la patria primera del dios del vino. ”Los Satras tienen un oráculo de Dioniso situado en el mas alto de sus montes. Los Besos son los servidores del templo: una profetisa da los oráculos como en Delfos, y no es menos ambigua”. Aristóteles también menciona un templo consagrado a Dioniso entre los Ligirios de Tracia, santuario del cual se daban oráculos.

Las únicas noticias que tenemos de una sacerdotisa de Dionisos es una ciudadana romana llamada Pácula Annia pero que representa un culto del dios ya civilizado en su forma tardía de Baco. Esta “sacerdotisa-vidente” del siglo II a. C. introdujo un cambio radical  iniciando a los hombres en los ritos báquicos, hasta entonces únicamente celebrados por mujeres. En estas Bacanales se daba el éxtasis profético entre danzas con bruscos ritmos corporales, música y vestidos de pieles, y los hombres poseídos por dicho éxtasis hacían vaticinios. “Ésta fue una de las razones de que, siguiendo instrucciones del Senado romano, el cónsul Postumio llevara a cabo el 186 a. C. la célebre represión de las Bacanales, que en adelante fueron prohibidas en Roma”.

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31
Ago

Las sacerdotisas de Apolo

   Posted by: Gundulf   in Apolo, pitia, Platón, Sócrates

Pitia en el trípode profético

Ningún otro mito puede servirnos mejor de introducción que el de la profetisa por excelencia, Casandra. Según el mito, Casandra, hija de Príamo y Hécuba, tubo un hermano gemelo al nacer, Héleno, y los felices padres celebraron una fiesta en el templo de Apolo Timbreo, en las afueras de Troya. Al anochecer, embriagados, regresaron al hogar, olvidándose de sus hijos, que pasaron la noche en el santuario. Cuando a la mañana siguiente fueron a buscarlos, los encontraron dormidos mientras dos serpientes les lamían los oídos; de esta forma Héleno y Casandra, purificados por el animal que simbolizaba a Apolo, adquirieron el don de la adivinación.

Otra versión del mito dice que Casandra había aprendido el arte adivinatorio de Apolo enamorado de ella. Una vez poseedora del conocimiento no quiso entregarse a Apolo y, en castigo, el dios quitó a sus palabras todo viso de credibilidad: en adelante Casandra podría adivinar el futuro pero no sería creída. Así, la hija de Príamo y Hécuba tuvo que asistir impotente a los preparativos de la guerra de Troya que ella había predicho, oponiéndose sin éxito a que entrara en la ciudad el famoso caballo de madera.

Apolo poseía de Zeus el conocimiento de los oráculos y de los destinos, pero Él daba a conocer la voluntad de su padre por la inmediación de la Pitia.  Se creía que el nombre de la primera Pitia era Femonoe, la compresora de las voces; ella fue escogida de entre las doncellas de Delfos y, como más tarde las Vestales romanas, estaba obligada a la castidad; no se exigía que la Pitia poseyese una inteligencia superior, por el contrario, cuanto más sencilla de espíritu, más apta parecía para los servicios a que se la destinaba.

Para profetizar la sacerdotisa se encaramaba a un trípode colocado encima del lugar en el que una derivación artificial vertía las aguas del manantial Casotis. Precedía  a toda consulta de la Pitia un sacrificio y sólo cuando el examen de las entrañas de la víctima presentaba síntomas favorables, entraba en escena la sacerdotisa de Apolo.  Ella después de purificarse entraba en el Adyton, vestida con un traje teatral que recordaba el de Apolo Musageta; bebía agua de la fuente Casotis, se ponía una hoja de laurel en la boca y teniendo en la mano una rama de este mismo árbol, se encaramaba al trípode.

Entonces los consultantes, que aguardaban en una habitación contigua, eran introducidos por turno y proponían sus preguntas, ya de viva voz, ya por escrito. La Pitia, embriagada al parecer por los vapores del antro, y cogida por el dios, caía inmediatamente en éxtasis. Esta crisis nerviosa no era siempre simulada, porque en tiempos de Plutarco una Pitia murió a consecuencia de ella.

Una de estas mujeres de Apolo fue Aristónica, pitia del santuario de Delfos que vivió durante la época de las guerras médicas (480 a.C.) y que ofreció a los magistrados atenienses un oráculo acerca de cuál iba a ser su futuro ante las huestes persas. De entre su profecía en verso destaca la parte interpretada por Temístocles que dice así:

 

“Mira, al ser tomado lo demás que contienen en su interior
la frontera de Cécrope y la gruta del divino Cicerón,
Zeus, de amplia mirada, concede a Tritogenia
que una muralla de madera
sea la única inexpugnable, que te servirá a ti y a tus hijos.”

 

Según Temístocles lo que los atenienses debían hacer era disponerse para una batalla naval, ya que era esto y no a las murallas a lo que se refería el  “muro de madera”. Poco después los atenienses vencían en Salamina.

Además del santuario de Delfos, existían en Grecia otros a los que se iba a consultar al oráculo de Apolo: en Beocia, los de Ocrefia y Tebas; en el Peloponeso, el de Argos; pero el oráculo más famoso, después del de Delfos, se encontraba en el Asia Menor, en Mileto, o mejor dicho, a poca distancia de la ciudad, en Dídima.

En él se adoraba a Apolo con el  nombre de Didimeo o gemelo. El fundador del oráculo fue Branco, adivino y purificador legendario, hijo de Esmicro (héroe originario de Delfos) afincado en Mileto. Según cuenta la leyenda mientras Branco cuidaba su rebaño en el monte fue amado por Apolo, quien le obsequió con el don de la adivinación por medio de un beso. Él fundó el santuario oracular de Dídima que fue atendido por sus descendientes. El nombre de la única sacerdotisa que conocemos de este santuario es Trifosa, citada en una inscripción tardía del año 200 de nuestra era. La sacerdotisa de Apolo Didimeo caía en trance extático de manera similar a la pitia de Delfos. El ritual también era bastante similar y la pitia sostenía entre sus manos una vara, se sentaba sobre una tabla, lavaba sus pies y el borde del vestido en agua sagrada, aspiraba vaporea, ayunaba tres días y se retiraba al adyton.

Remontando la costa de Asia Menor, se encontraba el oráculo de Claros, cuya fundación era atribuida a Manto, hija de Tiresias. Más al sur, en Licia, existía un santuario de Apolo en Patara; la sacerdotisa que los servía, antes de contestar las preguntas que se le dirigían, pasaba la noche en el templo, donde era visitada por el dios, produciéndose una especie de hierogamia entre el dios y la mujer.

En Mantinea existía otro templo de Apolo y las noticias de una de sus sacerdotisas nos viene de manos de Platón, quien en el Banquete afirma que la sacerdotisa Diotima había celebrado un sacrificio con la intención de alejar durante diez años la peste que asoló a Atenas a comienzos de la guerra del Peloponeso. En dicho diálogo Sócrates se declara discípulo de Diotima, de quien ha aprendido la doctrina de la inmortalidad del alma y las teorías de la reminiscencia y del Amor.

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En el mito griego, la mujer aparece como dueña de la vida y de la muerte en la personificación del destino en un grupo de tres mujeres, las Parcas. El Destino es un dios ciego, hijo del Caos y de la Noche, y tiene en sus manos la urna que encierra la suerte de los mortales y de los mismos dioses; las Parcas, hijas de Temis, son las encargadas de ejecutar sus órdenes.

 

La primera de ellas es Cloto, la hilandera, que tiene en su mano una rueca que lleva prendidos los hilos de todos los colores y de todas las calidades, de seda y oro para los hombres cuya existencia ha de ser feliz, y de cáñamo y lana para los destinados a ser pobres y desdichados.  La segunda de las Parcas es Láquesis, la que dispone del destino; ella es la encargada de dar vueltas al huso en el que se van arrollando los hilos que le presenta su hermana. Y la tercera es Átropos, la inexorable, que inspecciona el trabajo de sus dos hermanas y que corta el hilo de la vida con las tijeras de la muerte cuando le place.

 

En las creencias germánicas, las tres Parcas eran las Nornas, quienes tejían la trama del destino y repartían la fortuna sobre la cuna de cada recién nacido. Sus nombres eran Urda, Verdandi y Skuld, y representaban el pasado, el presente y el futuro.

 

Las Nornas llevaban el nombre de Vala, o profetisas, ya que tenían el poder de la adivinación, un poder que se creía restringido al sexo femenino. Estas profetisas, a las que también se conocía como Idises, Dises o Hagedises, oficiaban en los santuarios forestales y en arboledas sagradas, y siempre acompañaban a los ejércitos invasores. Encabezando o mezcladas entre el ejército, conducían vehementemente a los guerreros a la victoria, y cuando la batalla había concluido a menudo cortaban el águila sangrienta en los cuerpos de los prisioneros. La sangre se recogía en grandes baldes, en los que las Dises sumergían sus brazos desnudos hasta los hombros, antes de unirse a la frenética danza con la que concluía la ceremonia.

15
Ago

Las Sibilas

   Posted by: Gundulf   in Casandra, Delfos, Sibila de Cumas, Sibilas

Sibila Persa

Sibila Persa

Las Sibilas eran mujeres con dotes proféticos que a veces caían en un estado de trance para tener, por lo general, malos presentimientos. Como que estas visiones solo se habían de cumplir al cabo de muchos años, algunos sacerdotes empezaron a recopilar las profecías de modo que la posteridad tuviera constancia de ellas.

La idea general que se tenía sobre una Sibila era la de una vidente en misteriosa soledad, que sólo en ocasiones se acercaba a los hombres, y que desaparecía luego entonando la melodías proféticas. En una época posterior se imaginaba a las sibilas como escritoras, siendo  Dafne, la hija de Tiresias, enviada como ofrenda a Delfos por los epígonos, “escribió allí toda suerte de cresmos de diverso género”.

*El cresmo es la profecía conservada desde antiguo, sin previa interrogación; el oráculo, lo que se manifiesta en un momento  determinado como contestación a una pregunta.

El término de sibila aparece por primera vez en el siglo V a. C. en la obra de Heráclito de Éfeso quien lo utiliza para designar a una sola profetisa. Otros autores también la citan como si de una sola persona se tratase, así Eurípides la cita en el prólogo de su tragedia Lamia, Aristófanes la ridiculiza y Platón la asocia a la pitia de Delfos. No será hasta el siglo IV a. C. cuando se consolidará la creencia en una pluralidad de sibilas que se irán incrementando hasta llegar a diez en la clasificación de Varrón (s. I a. C.).  La siguiente clasificación sigue un criterio geográfico dependiendo del lugar donde la sibila ejercía su don profético:

 

Sibila Líbica

Sibila Líbica

Sibila persa. También es llamada caldea, hebrea o babilónica y su nombre era el de Sabe o Sambethe. Entre sus méritos destacan el haber anunciado los sucesos de la torre de Babel y las victorias de Alejandro Magno.

Sibila libia. A veces llamada también egipcia, fue conocida en Grecia hacia mediados del siglo V a.C.

Sibila délfica. Se presenta como hija de Apolo y según algunos autores sustituyó a la pitia.

Sibila cimérica. Conocida también como itálica residía en las proximidades del lago Averno. Posteriomente fue eclipsada por la sacerdotisa del templo de Apolo en Cumas. Según el poeta Nevio, el más importante de sus consultantes fue Eneas.

Sibila eritrea. Fue una de las sibilas más conocidas y de mayor prestigio del mundo helenístico.

Sibila Délfica

Sibila Délfica

Sibila samia. Se la sitúa en torno a la fundación de Bizancio y recibe el nombre de Femónoe siendo la primera que cantó en hexámetros según Pausanias.

Sibila cumana. Fue la más famosa entre los romanos gracias a la Eneida de Virgilio quien la relaciona con Eneas y los tiempos anteriores a la fundación de Roma.

Sibila helespóntica. Una de las sibilas anteriores a la guerra de Troya y predijo la perdición de la ciudad a causa de Helena.

Sibila frigia. Recibe diversos nombres, como Artemis, Herófile, Saríside o Casandra.

Sibila tiburtina. En origen era una ninfa itálica pero la posterior popularidad de las sibilas hizo que se la asimilase a una de ellas. Su nombre era Aniena o Albúnea.

Sibila Eritrea

Sibila Eritrea

 

Los romanos en sus propias tierras no tenían ningún oráculo importante por lo que su sed de profecías la apagaban viajando a Dodona, Delfos o incluso a los santuarios de las costas de Asia Menor. Finalmente asimilaron una de las formas menos importantes de los oráculos griegos, las sentencias de las Sibilas y sus libros marcaron el destino de su Imperio.

Al siglo VI corresponde la famosa compra de los Libros Sibilinos en Roma por el rey Tarquino. Puede ser que en esa época se extendiera desde Grecia un deseo general de poseer cresmos, de suerte que también el rey de Roma tuviera noticias de ello.

Sibila-Cumana

Sibila Cumana

Roma administró sensatamente este tesoro y no permitió ningún ordenador que dispusiera de ellos omnímodamente, sino que nombró funcionarios ad hoc, primero dos, luego diez y finalmente quince, con reguladas atribuciones y sólo el Senado podía decidir si había que interrogar los libros y en qué momento.

Pero la Sibila por excelencia fue la adivina de Cumas, en la Campania romana. Su fama se extendió por el Imperio y su cueva se convirtió en un santuario oracular. Según el mito Deífore llevó a Eneas a los infiernos y ofreció un pastel soporífero al perro tricéfalo que guardaba su puerta para poder entrar en el submundo.

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Sócrates sobre el diálogo con Diotima

(Amor) Interpreta y transmite a los dioses las cosas humanas y a los hombres las cosas divinas, las súplicas y los sacrificios de los unos y las órdenes y las recompensas a los sacrificios de los otros (…) A través de él discurre el arte adivinatorio en su totalidad y el arte de los sacerdotes relativo a los sacrificios, a las iniciaciones, a los encantos, a la mántica toda y a la magia.

 Diotima .BANQUETE 202 E

En los tiempos antiguos, los pueblos primitivos creían que todos los tipos de perturbación mental se debían a una intervención sobrenatural y si el sentido que hoy damos a estar “un poco tocado” es el de loco, en la antigua Grecia este “toque” era sobrenatural.

“Nuestras mayores bendiciones nos vienen por medios de la locura a condición que nos sea dada por don divino”, dice Sócrates en el Fedro, y prosigue distinguiendo cuatro tipos de locura divina: la locura profética, cuyo dios patrono es Apolo, la locura teléstica, o ritual, cuyo patrono es Dionisos, la locura poética, inspirada por las Musas, y la locura erótica, inspirada por Afrodita y Eros.

De estos cuatro tipos de posesión divina, los dos primeros tenían como protagonistas a las sacerdotisas como elementos de unión entre lo divino y lo terreno;  estas mujeres, inspiradas o poseídas por la divinidad entraban en trance y hablaban a los mortales.

Platón hace a Apolo el patrón de la locura profética; el dios entraba en la profetisa y usaba los órganos vocales de ella como si fueran los suyos propios, por esta razón las declaraciones délficas de Apolo se expresaban siempre en primera persona y no en tercera.

Herodoto nos habla de la profetisa de Pátara, en Licia, lugar que se supone patria de Apolo, y nos explica que ésta era encerrada en el templo por la noche con vistas a una unión mística con el dios ya que la sacerdotisa era considerada a la vez como su médium y su esposa. EL ceremonial iba precedido por una serie de actos rituales antes de sentarse sobre el trípode: se bañaba y bebía de un manantial sagrado; establecía contacto con el dios mediante un árbol sagrado, el laurel, ya fuese cogiendo en su mano una rama de laurel, fumigándose a si misma con hojas de laurel quemadas, o masticando sus hojas.

EL ejemplo más claro que tenemos para ilustrar  el tipo de visiones que tenían estas sacerdotisas es el que nos da Plutarco de Casandra en el Agamenón, donde nos cuenta  que la profetisa se lanzó un día a la calle gritando que veía la ciudad llena de cadáveres y sangre. Este tipo de posesión suponía un peligro para la vida de la Pitia y  “Plutarco refiere el caso de una de las últimas Pitias que había entrado en trance de mala gana y en un estado de depresión, por ser los presagios desfavorables.  Desde el comienzo habló en una voz ronca, como angustiada, y pareció poseída por un espíritu mudo y maligno; finalmente se precipitó, lanzando gritos, hacia la puerta, y cayó al suelo; todos los presentes, incluso el Prophetes, huyeron despavoridos. Cuando volvieron para levantarla, había vuelto en sí: pero murió a los pocos días.”

Durante la edad media el culto a los antiguos dioses fue calificado de herejía y relegado a las clases populares; no es hasta la época del Renacimiento cuando de mano del filósofo Marsilio Ficino se recupera el estudio de los que se han llamado “Los Furores divinos”.

A lo largo de su vida tradujo a Platón, Plotino, Porfirio Jámblico, Psello, Proclo y un largo etcétera, pero la respuesta a los diferentes tipos de posesión divina, entre las que destaca la posesión de las Pitias, la encontró en el Fedro de Platón y tras su lectura del griego clásico y posterior traducción  escribió su comentario personal, del que entresacamos las citas que explican las posesiones de las sacerdotisas, aunque no haga referencia directa a ellas.

En su carta a Peregrino Alio sobre el ‘Furor divino‘, Marsilio Ficino define los dos furores de la manera siguiente:

 “Piensa (Platón) que una de ellas se refiere a los misterios y la otra a la que llaman profecía, a los sucesos futuros. Define el primer furor como una violenta excitación del ánimo en los hechos que pertenecen al culto de los dioses, a la religión, a la expiación y a las ceremonias sagradas. Al afecto de la mente que imita con falsedad a este furor, lo denomina superstición. Pero la última naturaleza del furor, en la que coloca la profecía, no piensa que sea sino un presagio inspirado por el soplo divino. A esta naturaleza la hemos denominado con un término más apropiado adivinación y profecía. Si el alma en esta misma adivinación se enciende con mayor viveza, la llama furor, cuando la mente, libre del cuerpo, es agitada por el divino instinto”.

 

baco bacchus DionisoLa experiencia dionisíaca es esencialmente colectiva o congregacional y la inducción al éxtasis viene dada, a diferencia de la experiencia apolínea, por el uso del vino y de la danza religiosa. La función de este ritual era catártica, siendo como una válvula de escape a los impulsos irracionales de aquellos que participaban en el ritual.

Para alcanzar la kátharsis era necesaria una danza “orgiástica” acompañada de una música que era tocada con flautas y tambores; al danzar las coribantes caían en una especie de trance que podía ir acompañado de perturbación mental cuyos síntomas físicos eran ataques de llanto y palpitaciones violentas del corazón.

Una descripción de lo que suponía este culto, esta posesión divina nos la ofrece la poetisa Mirtida de Antedón del siglo IV a. C.:

“Licenión Y Aglae me llevaron a vivir los misterios de Dionisos, en los bosques nunca hollados. Me dieron el tirso. A media noche oímos mugir al dios. ¡Qué alegría! Una gran simpatía empezó a fluir de los seres y las cosas; mi cuerpo se volvió ingrávido; y todo mi ser, caliente y húmedo. Una indecible sensación de continuidad inundó mi ánimo; perdí la noción de los espacios entre las cosas, y llegué a experimentar la conciencia del todo. Cuando caí en éxtasis, sentí que nunca podría morir; en mí había algo que se reía de la estúpida muerte”.

 

 

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6
Jul

Las mancias en la Antigüedad

   Posted by: Gundulf   in Hermes

¿Dónde hay una nación, dónde un cuerpo político
que no se deje influir por las predicciones que hacen
los arúspices, los augures, astrólogos y adivinos?

De divinatione, Cicerón

 

En todos los pueblos y épocas se ha deseado conocer el futuro por toda clase de medios y la interpretación de los presagios ha sido una de las mayores preocupaciones tanto de reyes, como de héroes como de la clase más baja de la sociedad.

Durante toda la Antigüedad se creía que los presagios y las adivinaciones eran obra de los dioses, y el porvenir, oculto tras un velo, podía ser penetrado por ciertas personas que incluso podían descorrer dicho velo y mostrar el futuro. Las principales protagonistas fueron las sacerdotisas de los santuarios de la Hélade, cuya principal función durante siglos fue esclarecer el futuro de los peregrinos. Ellas podían leer el porvenir, y lo hacían a través de una conexión con lo divino, a través de la teopneustia.

Los antiguos consideraban que la mántica era lo contrario de la memoria, con lo que querían decir que una hace relación al futuro y la otra al pasado. De por sí la palabra mántica no guardaba ninguna relación con los dioses siendo su principal característica el hecho de producirse en estados próximos a la muerte, entrando en contacto pues con entes inferiores, también llamados espíritus.

Pero dentro de la mántica también se podían distinguir dos clases, la primera, la mántica de orden inferior, estaba bajo el patrocinio de Hermes, el mensajero de los dioses que trasladaba las fórmulas mánticas a un lugar más cercano a los dioses. La segunda, la mántica superior estaba bajo la protección de Apolo, el dios que dio a Casandra sus dotes proféticas.

Dentro de la mántica de Hermes se incluían los fenómenos celestes, que iban desde los fenómenos atmosféricos como el trueno, el rayo y los eclipses solares, hasta la aparición de las aves y su modo de volar. Las aves formaban el acompañamiento de ciertos dioses, como por ejemplo los cuervos de Apolo o el búho de Atenea, por lo que su manera de comportarse suponía la voluntad de la deidad correspondiente. Aristófanes, en su obra Las aves, muestra la importancia de esta mántica, cuyas raíces se remontan a tiempos prehistóricos y se basan en el modo ancestral de interpretar el porvenir de los pastores y los cazadores.

La mántica de Hermes ofrecía multitud de métodos para conocer el futuro, ya fuese por lotería, por palitos y piedras, por un cedazo o por conchas, por las líneas de la mano, por los rasgos de la cara, por la actuación de gallos amaestrados, por las llamas, etc. En el templo de Delfos había por encima del trípode sagrado un platillo con las suertes, y cuando Apolo (esto es, la pitia) pronunciaba el oráculo, se alborotaban y saltaban estas piedrecitas como  participando en el momento.

La adivinación por los sueños también tuvo gran importancia considerándose que los sueños eran enviados por un dios, por lo que pasaban a ser considerados como una revelación superior. Aristóteles los considera como puramente demoníacos, pues de enviarlos un dios se darían también durante el día y  a los sabios y no a cualquiera. Pero en hecho es que la interpretación de sueños se convirtió en un verdadero negocio en las ciudades de la Hélade.

En los sacrificios rogatorios un arúspice leía en las entrañas del animal sacrificado deduciendo que el sacrificio era grato a la divinidad. También tenía carácter de presagio el comportamiento del animal victimado, el trozo suyo quemado en el altar y la forma de la llama , que era objeto de un arte especial de mántica, la empiromantía.

 

 

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«Mi nombre, Snorri Storluson,
poco importará en la Valhöll,
donde las espadas nos dan, al fin, luz.

Mi innoble profesión es la de escaldo,
esclavo de las palabras,
mercader de sentidos,
bufón de Odín»

El nombre Wodan (Alemán Woutan, Anglosajón Wóden, Nórdico Ódhinn) deriva de la raíz Indoeuropea (soplar) que designa el viento o soplo divino. Otras etimologías que ha sido propuestas conectan el nombre con el Inglés antiguo wood y con el Alemán wüten, o con el antiguo Nórdico òdhr (espíritu) o con el Latín vates; pero la más corriente y extendida es la que traduce su nombre como furor, y por tanto al Dios como El furioso, El inspirado o El poseído. Así, Wodan, como poseedor del Wod, es el dios de la batalla, señor de la poesía y de la inspiración y también líder de la Cacería Salvaje.

El porqué de estos atributos debemos buscarlo en los primeros pueblos germánicos agrupados en infinidad de pequeñas tribus alrededor del Báltico, donde el guerrero fue el factor determinante para la vida y preservación del clan. En un tiempo de frecuentes genocidios en la que tribus enteras podían ser reducidas a la esclavitud, únicamente la ayuda de lo sobrenatural podía hacer posible la supervivencia. De esta forma, los antiguos Indo-Europeos y pre-Germanicos wates «chamanes» fueron llamados a ser aquellos intermediarios de lo divino que infundirían entre los guerreros el divino poder en la batalla. Los seguidores de los wates en el mundo proto-germánico, los woda, fueron conocidos en el mundo nórdico tardío como berserkrs «bear-shirts» camisas de osos.

En aquel mundo, Wodan era el maestro chamán y el escaldo, un dios de la muerte y de la abundancia de riquezas. Ambas, su magia y su curiosidad abarcaban todo el mundo. Él era quien traía la victoria en la batalla llevando la muerte a sus enemigos. Su personalidad es cínica y cruel, preparado para conseguir sus objetivos a cualquier precio. Snorri y otros textos islandeses dicen que Odín era temido incluso por la gente que le adoraba. Se dice también que estaba obsesionado por su conocimiento del futuro y sobre lo que representaría para él y para el mundo. En la estructura jerárquica de los dioses, Dumézil dice que Wotan-Odín es el “Rey-Mago”.

Wotan es también el maestro de los antiguos poetas nórdicos, quienes se llamaban a si mismos óðroerir (aguamiel), ya que era común en muchas tradiciones del norte de Europa los ejemplos de cómo beber aguamiel podía conferir dones espirituales o mágicos. El esquema anteriormente visto sobre la iniciación celta se repite en la acción del dios nórdico Wotan, quien bebe del aguamiel mágico Kvasir de un caldero llamado Odhroerir, tras seducir a su guardiana, la hija de un gigante; el patrón se repite hasta el detalle, ganando finalmente el ‘héroe prometeico’ en la huída a su rival gigante.

Pero el significado original, el más presente y que más abarca la realidad del dios Wodan es el de ‘chamán’, y el de woþs, ‘en un estado chamánico de conciencia’. Este significado es atestiguado por el paralelismo del término latino, vates «adivino, profeta, vidente”. También debemos destacar el hecho que el tercer día de la semana, del latín «Día de Mercurio» (Mercurii dies), fuese traducido por los germánicos como «día de Wôôden» (Wednesday). Mercurio (en Grecia, Hermes) era el dios que viajaba entre los reinos de los dioses, entre la vida y la muerte. Como «alma guía» (psychopomp), él acompañaba a las almas de los recién muertos a sus lugares de descanso, así como muchos chamanes hacían.

Wotan es, al igual que Hermes, el inventor de la escritura rúnica. Para llegar al conocimiento, se cuelga durante nueve días del árbol cósmico Yggdrasil para conseguir así la sabiduría de las Runas. La iniciación chamánica es fácilmente perceptible en su viaje de nueve días por el árbol cósmico, así como su paralelismo con los nueve meses que pasa Taliesín en el vientre de la diosa para adquirir el saber druídico.

De esta forma Wotan, como maestro chamán y padre de las Runas, preside también el segundo grado de iniciación de aquellos wates proto-germánicos que más tarde serían conocidos como vitkis; éstos eran magos que practicaban ‘alta magia’, maestros de runas que habían desarrollado medios para alterar su naturaleza utilizando técnicas y rituales mágicos. Pero lo que les diferenciaba de magos, brujas y hechiceros, era el uso de las Runas como núcleo principal en sus prácticas mágicas.

Como dijimos antes, su magia y su curiosidad abarcaba todo el mundo, y de esta forma Wotan, que tenía un anillo llamado Draupnir, en su búsqueda del conocimiento y el poder, viajó por los nueve mundos bajo distintas identidades, aunque su imagen más habitual era la del viejo viajero de larga barba, sombrero ancho y una capa gris o azul. Esa es justamente la apariencia que siempre se ha atribuido a los hombres de conocimiento: magos, brujos, druidas, hechiceros. Es la imagen que nos ha sido legada desde las crónicas antiguas a los modernos escritores, y que valen tanto para el Merlín celta como para el Gandalf de Tolkien.

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