Leovigildo (568–586), un storyboard del rey godo
Leovigildo (568–586). Hermano de Liuva I, Leovigildo fue uno de los más poderosos reyes visigodos. Unificó casi toda la península ibérica bajo su control, derrotando a suevos, bizantinos y otros focos de resistencia. Impulsó reformas administrativas y fortaleció la monarquía. Fue arriano, y su intento de imponer esta fe provocó la rebelión de su hijo Hermenegildo, convertido al catolicismo. Aunque aplastó la revuelta, este conflicto marcó el inicio del giro hacia la conversión católica del reino. Leovigildo estableció la monarquía hereditaria, sentando las bases del esplendor del reino visigodo con capital en Toledo.
Ascenso al poder total
En 572, tras la muerte de Liuva I, Leovigildo asume el control total del reino visigodo desde Toledo. Su coronación, en una plaza fortificada, reúne a nobles de todo el reino, que lo ven como un líder enérgico capaz de unificar Hispania. Leovigildo promete someter a los rebeldes y resistir a los bizantinos, pero su ambición despierta tanto admiración como temor entre los presentes.
Campaña contra los bizantinos
En 573, Leovigildo lanza una campaña contra los bizantinos en el sur, recuperando ciudades como Medina Sidonia. Lidera personalmente el asedio, dirigiendo a sus tropas desde un caballo, mostrando su destreza militar. Aunque no expulsa completamente a los bizantinos, sus victorias refuerzan su prestigio, pero la resistencia en Córdoba lo obliga a dividir sus fuerzas.
Unificación de Hispania
Entre 574 y 580, Leovigildo somete a los suevos en el noroeste y a los rebeldes hispanorromanos en el sur. En una campaña en el valle del Duero, derrota a los cántabros, consolidando su dominio. En Toledo, celebra las victorias con un banquete, pero su dureza contra los vencidos aliena a algunos nobles, que murmuran sobre su tiranía.
Reformas legales y monetarias
En 580, Leovigildo promulga un código legal revisado y acuña monedas con su efigie, fortaleciendo la identidad visigoda. En una sala de Toledo, supervisa a escribas que redactan las leyes, inspirándose en Roma pero adaptándolas a los godos. Su visión es un reino centralizado, pero los nobles hispanorromanos resienten su control, complicando su reinado.
Rebelión de Hermenegildo
En 579, su hijo Hermenegildo, convertido al catolicismo, se rebela en Sevilla, apoyado por los hispanorromanos. Leovigildo, en Toledo, recibe la noticia con furia y dolor, debatiendo entre negociar o atacar. Opta por la guerra, liderando un ejército contra su hijo, lo que marca un punto de inflexión trágico en su reinado, dividiendo al reino por la religión.
Matrimonio con Gosvinta
En 573, Leovigildo se casa con Gosvinta, viuda de Atanagildo, para consolidar alianzas internas. La ceremonia, en Toledo, combina ritos arrianos y tradiciones godas, con Gosvinta aportando experiencia política a la corte. Leovigildo, pragmático, ve en ella una aliada, pero su carácter fuerte genera tensiones con sus hijos, especialmente Hermenegildo.
Construcción de Recópolis
En 578, Leovigildo funda Recópolis en honor a su hijo Recaredo, como símbolo de su poder. Supervisa la construcción de murallas y una basílica, hablando con arquitectos hispanorromanos. La ciudad, diseñada al estilo romano, refleja su ambición de un legado duradero, pero los impuestos para financiarla irritan a los nobles.
Corte en Toledo
En 576, Leovigildo preside una corte vibrante en Toledo, recibiendo a poetas, mercaderes y emisarios suevos. En una sala, escucha un informe sobre las fronteras, mientras Gosvinta negocia con nobles. Su corte, mezcla de godos y romanos, refleja su visión unificadora, pero las tensiones religiosas con Hermenegildo ensombrecen el ambiente.
Ejecución de Hermenegildo
En 585, tras derrotar a Hermenegildo, Leovigildo lo captura y lo ejecuta en Tarragona por traición. En una prisión, enfrenta a su hijo, suplicándole que renuncie al catolicismo, pero Hermenegildo se niega. Leovigildo, con el corazón roto, ordena su muerte, un acto que lo consolida como rey pero lo marca como padre trágico.
Caza real
En 582, Leovigildo organiza una cacería cerca de Toledo para unir a los nobles tras sus victorias. Lidera la partida, matando un jabalí con una lanza, y reparte el botín, pero la ausencia de Hermenegildo pesa en su ánimo. Los nobles lo alaban, pero algunos susurran sobre su dureza, presagiando futuros conflictos.
Muerte y sucesión
En 586, Leovigildo muere en Toledo, agotado por años de guerras. En su lecho, nombra a Recaredo sucesor, instándolo a sanar las heridas religiosas. Su funeral, con ritos arrianos, reúne a miles, que lo lloran como el unificador de Hispania, aunque su legado religioso divide a la corte.
Legado en Recópolis
Años tras su muerte, los visigodos visitan Recópolis, admirando las murallas construidas por Leovigildo. En un consejo, los nobles alaban su unificación, pero critican su arrianismo. Un cronista escribe su saga, consolidándolo como el mayor rey visigodo, aunque su tragedia con Hermenegildo persiste en la memoria.
Rey anterior | Rey | Rey posterior |
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Liuva I (567–572) | Leovigildo (568–586) | Recaredo (586–601) |