Liuva I (567–572), un storyboard del rey godo
Liuva I (567–572) fue elegido rey tras la muerte de Atanagildo. Gobernó desde Narbona y se centró en defender los restos del territorio visigodo en la Galia. Ante la creciente presión de los francos, nombró a su hermano Leovigildo como corregente en Hispania. Esta decisión permitió una transición ordenada hacia un poder más fuerte en la península. Aunque su reinado fue breve, Liuva I aseguró la continuidad del linaje visigodo y la futura centralización del poder en Toledo bajo Leovigildo. Representa una figura de transición en un momento de reorganización del reino.
Ascenso al trono
En 567, tras la muerte de Atanagildo, Liuva I es proclamado rey en Toledo. Su coronación, en una iglesia arriana, reúne a nobles visigodos y algunos hispanorromanos, pero su origen norteño y su decisión de gobernar desde Narbona sorprenden a la corte. Liuva, prudente, promete proteger el reino de francos y bizantinos, consciente de que necesita aliados para sobrevivir.
Traslado a Narbona
En 568, Liuva I traslada su corte a Narbona para contrarrestar las amenazas francas en el norte. En una villa fortificada, establece un gobierno provisional, recibiendo a emisarios galos y supervisando las defensas. Su decisión de nombrar a Leovigildo corregente en Toledo divide opiniones, pero Liuva confía en su hermano para unificar el reino, aunque teme perder influencia.
Nombramiento de Leovigildo
En 569, Liuva I nombra a su hermano Leovigildo corregente, enviándolo a Toledo para gobernar el sur. En un consejo en Narbona, entrega a Leovigildo un anillo de autoridad, instándolo a someter a los rebeldes hispanorromanos. Liuva, enfermo, sabe que su reinado depende de Leovigildo, pero teme que su hermano lo eclipse, marcando una transición delicada.
Defensa contra los francos
En 570, Liuva I organiza la defensa de Septimania contra incursiones francas. Desde Narbona, envía exploradores y refuerza murallas, evitando una invasión directa. Su diplomacia, ofreciendo tributos menores a los francos, mantiene la paz, pero los nobles visigodos critican su pasividad, comparándolo con el más enérgico Leovigildo.
Corte en Septimania
En 571, Liuva I reside en una villa en Septimania, supervisando el comercio y las defensas. Recibe a mercaderes mediterráneos, comprando telas y armas, mientras escucha a poetas galorromanos. Su corte, más modesta que la de Toledo, refleja su enfoque defensivo, pero su salud frágil lo hace depender cada vez más de Leovigildo.
Encuentro con obispos
En 570, Liuva I se reúne con obispos arrianos y católicos en Narbona para apaciguar tensiones religiosas. Promete neutralidad, pero su apoyo tácito a los católicos, buscando aliados hispanorromanos, irrita a los arrianos. La reunión termina sin acuerdos, y Liuva refuerza su guardia, temiendo conspiraciones religiosas.
Muerte en Narbona
En 572, Liuva I muere en Narbona, aquejado por una enfermedad crónica. En su lecho, rodeado de su familia y consejeros, entrega sus últimas órdenes a Leovigildo, instándolo a unificar el reino. Su funeral, con ritos arrianos, es sencillo, y los nobles de Septimania lo lloran como un rey cauteloso, aunque eclipsado por su hermano.
Legado en la sombra
Tras su muerte, Liuva I es recordado en Toledo como un rey transitorio que cedió poder a Leovigildo. En un consejo, los nobles alaban su defensa de Septimania, pero su reinado es opacado por las conquistas de su hermano. Un cronista escribe su historia, pero Liuva queda como una nota al pie en la saga visigoda.
Rey anterior | Rey | Rey posterior |
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Atanagildo (554–567) | Liuva I (567–572) | Leovigildo (568–586) |