🛡️ Notitia Dignitatum: los escudos imperiales que heredaron los visigodos
¿Qué fue el Notitia Dignitatum y por qué importa para entender la heráldica visigoda? Este antiguo documento militar romano es mucho más que un inventario burocrático. Sus páginas ilustradas conservan algunos de los emblemas militares más icónicos de la Antigüedad tardía, y algunos de ellos, tras la Batalla de Adrianópolis en el año 378, se convirtieron en los más preciados trofeos de guerra de los visigodos. Descubre cómo estos escudos pasaron de manos imperiales a convertirse en símbolos heredados por los godos de Hispania.
¿Qué es el Notitia Dignitatum?
El Notitia Dignitatum (literalmente, “Registro de Cargos”) es un documento oficial romano compilado a finales del siglo IV o comienzos del siglo V. Se trata de un catálogo exhaustivo de cargos administrativos y unidades militares tanto del Imperio Romano de Oriente como de Occidente. Su valor histórico es incalculable porque:
Registra las estructuras del poder imperial justo antes de la caída de Roma.
Incluye ilustraciones heráldicas de las unidades militares (legiones, cohortes, caballería, auxiliares).
Es una de las primeras fuentes visuales de escudos militares europeos.
Una de las características más valiosas del Notitia son las páginas en las que aparecen los escudos pintados de diversas unidades. Estas insignias no solo tenían valor táctico en el campo de batalla, sino que también eran elementos de identidad, orgullo y tradición para cada unidad militar.
Los escudos que pasaron a los visigodos tras Adrianópolis
La caída del ejército romano oriental en Adrianópolis (378 d.C.) no solo supuso una de las derrotas más humillantes del Imperio. También dejó tras de sí un campo sembrado de cadáveres y equipo militar, incluyendo algunos de los escudos más icónicos del ejército romano tardío.
Gracias a la documentación visual preservada en el Notitia Dignitatum, hoy podemos identificar los emblemas que llevaban muchas de estas unidades. Aunque no existen fuentes directas que certifiquen qué escudos fueron exactamente capturados por los visigodos, es posible realizar una selección razonada basándonos en tres criterios históricos:
✔️ 1. Presencia documentada en el ejército del emperador Valente
La batalla de Adrianópolis enfrentó principalmente a las tropas del comitatus orientalis, el ejército de campaña del Imperio romano de Oriente. Sabemos por diversas fuentes que varias de las unidades del Notitia Dignitatum formaban parte de este ejército móvil, directamente al servicio del emperador.
✔️ 2. Categoría de tropa (palatina, comitatense, auxiliar, caballería)
Las unidades más expuestas en la batalla fueron las de primera línea y las de apoyo móvil, incluyendo:
Legiones palatinas (élite de infantería pesada)
Auxilia palatina (infantería ligera de élite)
Caballería comitatense
Unidades aliadas federadas (foederati)
Todas estas aparecen en el Notitia con sus respectivos escudos ilustrados.
✔️ 3. Probabilidad histórica de destrucción total en la batalla
La batalla fue un desastre total para las fuerzas romanas: murieron entre dos tercios y tres cuartos del ejército. Las unidades que formaban parte del ala izquierda y del centro fueron prácticamente aniquiladas, lo que hace muy probable que sus estandartes y escudos quedaran abandonados en el campo de batalla y fueran recogidos por los vencedores visigodos como botín.
A partir de estos criterios, se ha elaborado una lista de nueve unidades cuya participación en Adrianópolis es muy probable o altamente plausible, y cuyos escudos se conservan en el Notitia Dignitatum. Estos son:
Unidad Romana | Escudo según el Notitia | Probabilidad de presencia en Adrianópolis |
---|---|---|
Ioviani Seniores – Legión palatina | Águila roja sobre fondo azul | Muy alta. Capturado y adoptado por élites visigodas |
Herculiani Seniores – Legión palatina | Águila verde sobre fondo rojo | Muy alta. Transferido como símbolo de poder |
Cornuti Seniores – Auxilia palatina | Emblema de cuernos en fondo blanco | Alta |
Brachiati Seniores – Auxilia palatina | Forma similar a un ankh dorado sobre azul | Alta |
Petulantes Seniores – Auxilia palatina | Variante estilizada en amarillo y azul | Alta |
Regii – Comitatenses | Rayo solar o estrella azul sobre rojo | Media |
Batavi – Mercenarios | Círculo central azul en escudo rojo | Media |
Equites Promoti Indigenae – Caballería comitatense | Disco cuartelado rojo-azul | Alta |
Equites Dalmatae – Caballería comitatense | Flor verde sobre estrella blanca y fondo crema | Alta |
Los escudos imperiales: trofeos visigodos transmitidos por generaciones
Para los visigodos, estos escudos no eran simples herramientas de combate. Representaban la victoria sobre el mayor imperio de su época. En una cultura donde la reputación y el linaje se construían en torno al prestigio guerrero, poseer un escudo romano significaba legitimidad, poder y conexión divina.
Tras la victoria de Adrianópolis y el posterior ascenso de Alarico I, los visigodos siguieron acumulando estos emblemas, especialmente durante su campaña en Italia, donde culminaron en el Saqueo de Roma en 410. En esta ocasión, se llevaron más que oro: se llevaron símbolos. Escudos como los de los Ioviani, Herculiani o Regii pasaron a formar parte de los estandartes de las nuevas élites godas.
Ya asentados en la Galia primero y luego en Hispania, estos escudos se conservaron, reprodujeron y estilizaron como parte de una heráldica visigoda que combinaba influencias romanas con símbolos tribales germánicos.
Un legado visual en la Hispania visigoda
Desde el Reino de Tolosa hasta el Reino de Toledo, muchos de estos emblemas siguieron utilizándose como símbolos de autoridad:
En insignias de caudillos.
En ornamentación palatina.
En escudos ceremoniales.
Y posiblemente en manuscritos e iconografía eclesiástica.
Así, la heráldica militar visigoda no fue una creación autónoma, sino una continuación estratégica del imaginario imperial romano. Lo que fue una humillación para Roma se convirtió en una fuente de legitimación y orgullo para los visigodos durante siglos.
🏛️ Conclusión: del polvo de Adrianópolis al legado eterno en Hispania
La historia de estos escudos no termina en el campo de batalla. Muy al contrario, empieza ahí.
Cuando los visigodos atravesaron el humo y los cuerpos tras su victoria en Adrianópolis, no solo recogieron espadas y armaduras. Recogieron símbolos. Cada escudo imperial que alzaron como botín era más que un trozo de madera pintada: era una promesa de que su pueblo, hasta entonces errante y marginado por el mundo romano, tenía ahora un lugar en la historia con mayúsculas.
Eran los emblemas del Imperio, y al portarlos, los visigodos absorbieron parte de su poder, su dignidad, su aura. Se apropiaron de aquello que una vez los sometió. Convertir los estandartes enemigos en propios no fue un simple gesto militar, sino un acto profundo de afirmación cultural.
Con el paso de los años, esos escudos —algunos fielmente reproducidos, otros reinterpretados con gusto godo— viajaron con el pueblo visigodo desde los Balcanes a la Galia y de allí a Hispania. Cruzaron ríos, montañas, saqueos, pactos y alianzas. Sobrevivieron al fuego de Roma, a la traición de emperadores y a las penumbras de los siglos.
Cada escudo que los visigodos conservaron fue una historia contada sin palabras, un gesto de memoria, un hilo dorado que conecta a los reyes godos de Toledo con la victoria de Adrianópolis.